jueves, 25 de marzo de 2010

...de crisis y algo más.....


Ante una aparente vacuidad de personalidad, es decir, en una sociedad hedonista y consumista que busca la consumación del tener y lo pondera ante el ser, se hace notorio un profundo individualismo: de manera que sencilla y caricaturescamente Huxley lo deja ver en su Mundo Feliz, el “yo”, siempre es el “yo” ante el “nosotros”, el ser humano busca el goce de su libertad absoluta; simultáneamente se ha llegado a lo que me atrevo a decir crisis de sentido, si bien somos seres individuados, la fuerza imparable de la globalización y del neoliberalismo convierten todo en mercancía: el ser humano en sí es mercancía que puede y debe ser tratada como tal, las relaciones sociales están mediadas ya por cláusulas para obtener algo a cambio del trato con el otro, difícilmente las personas hacemos algo sin recibir algo a cambio.


Se ha hecho latente una ruptura con lo colectivo: esta palabra carece de referente, pues lo colectivo muchas veces pasa a ser una reunión imprecisa de seres humanos, sin algún fin específico, –lo que Hagnes Héller definiría como “masa”–, haciendo una distinción entre grupo y comunidad, puesto que (siguiendo a Héller) es en el primero donde se da la maduración del individuo, y en el segundo a donde el individuo pertenece necesariamente, debido a la identificación que planteaba ya Durkheim, con las reglas del grupo. Podemos también retomar desde la perspectiva religiosa el hecho de que la familia es considerada la primer iglesia, incluso se le denomina iglesia doméstica, porque es en ella donde se maman todos los valores y principios que marcarán la vida del individuo.


Con todo esto quiero referirme a un trabajo realizado por Hugo José Suárez, quien recientemente coordinó un ciclo de conferencias, llamado “Las nuevas sociologías, Coloquio internacional La incertidumbre y las estrategias de sentido”, un trabajo sobre sociología de la religión, en el cual sus resultados arrojan que es en las llamadas “comunidades eclesiales de base” –un término introducido hace unos 50 años en la religión católica– (para más nociones sobre el término consúltese http://www.misiones.catholic.net/cebs.htm) donde los individuos logran superar esas crisis de identidad, lo que Lipovetsky denomina una oscilación entre pesimismo y optimismo, depresión y excitación… es decir, me refiero a la concepción del ser humano: un ser social por naturaleza, que es indigente, pues necesita del otro para subsistir, y realizarse. Este trabajo mencionado proyecta el hecho de que es en comunidad como se logra salir de todos estos mecanismos de consumo y hedonismo, más allá de adquirir conocimiento y experiencia de lo que llaman Dios, es el hecho de que las comunidades, el grupo da respuesta a la incertidumbre que como seres humanos sentimos ante la posmodernidad, en donde la cosificación de las personas carece de sentido puesto que se tiene un fuerte sentido del grupo, del nosotros.


........contunuará........

2 comentarios:

Unknown dijo...

Humm ps que te puedo decir hermano me gusto eso si buenas ideas y buena base pero hay mas de fondo... no se como veas tu pero no es que vivamos en un mundo globalizado... desde hace miles de años el hombre ya era tratado como mercancia... y no me refiero a la mercancia como Marx la emplea sino el individuo le pone valor al mismo individuo y es ahi cuando empienzan los estratos sociales, de etnias, de genero.... en fin yo creo firmemente que el el hombre tiene la culpa pero no podemos condenar al mismo hombre por estariamos condenando la causa que justifica todos los males... el amor, no se si me entiendas pero el punto es que de tantos males hay remedio y se justifica por el amor...pero muy buenas letras!

david dijo...

ohhh guaooo 5mentarios es muy profundo pero a la ves tienes mucha razonn...creo q se deberia de cambiar el pensar en este mundo...si fuera mas social todo seria mejor suerte publica mass